
Moscas
Odio cuando me mira por encima de sus gafas. Fija sus ojos en mis pupilas, enmudece, no dice nada. Odio su voz, odio su
Odio cuando me mira por encima de sus gafas. Fija sus ojos en mis pupilas, enmudece, no dice nada. Odio su voz, odio su
Los pasos marcaban las cinco de la mañana, el sol ni siquiera había despertado. En la calle, asfalto, ratas y gatas en celo. Se
Hacía frío, pero no se notaba. Lucía la chaqueta desabrochada y el cuello descubierto como si fuera mayo a las seis de la tarde,
Algún día tú y yo nos encontraremos de casualidad en una ciudad cualquiera. Será en uno de esos viajes en el que lo último
Cojo la chaqueta de mi abuela y me la pongo por si aún hace frío, meto en el bolsillo la cartera y las llaves.
Un desconocimiento rotundo y completo de la verdad, le relegaba a un estado descorazonadamente desconcertante. Diría no a la asfixiante eternidad, pero confesó que
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